viernes, 10 de abril de 2009

Eu quero viver em Portugal

Acabo de volver de uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida. Después de 2 meses de andar encerrada en Madrid y haciendo muchos trabajos para el master, llegó la tan esperada Semana Santa y con ella, unas vacaciones de casi 10 días, de los cuales 5 utilicé para visitar el país chiquito pero maravilloso que está aquí al lado, Portugal. Resultados: conocí dos ciudades preciosas, sobretodo Porto; me quité 500 kilos de peso en estrés de encima; bebí cuanto pude, jejeje y me sentí como cuando tenía 19 años otra vez, sin ninguna responsabilidad más que divertirme. En resumen, era la aventura que necesitaba.

Todo empezó hace como 1 mes y medio cuando Gabriel me propuso Berlín como destino de estas vacaciones, pero debido a lo caro de los pasajes tuvimos que desistir de esa idea. A cambio, Diony, otro mozuelo colombiano, tuvo la maravillosa idea de que fuéramos a Portugal y no tardamos en decir SIIIII!!!!! Por cosas del destino, al final Diony tuvo que ir por trabajo a Italia y no nos pudo acompañar, pero se nos unieron Jessica y Pati (quien venía de visita a Madrid y se sumó a los planes). Del mismo modo, por azares del destino, cuando Gabriel y yo nos juntamos a ver presupuesto y pasajes, buscando buscando los mejores precios, encontramos una conexión ganadora, ir de Madrid a Porto (u Oporto), de Porto a Lisboa y de ahí volver a Madrid. No pudo haber sido mejor nuestro plan. 

Aunque en Porto hacía un poco más de frío, sobretodo si tu avión llega a las 6 de la mañana y hay humedad y niebla, burrr. Sin embargo, cuando salimos del metro en pleno centro de la ciudad a buscar nuestro hotel, quedamos fascinados desde la primera mirada. Alguna vez han visto esos cuadros anónimos antiguos donde se ve una ciudad porteña con colinas, casitas de colores pero a medio caer? Caminar por las calles de Porto era como caminar en alguna de esas pinturas, todo súper pintoresco, con el río Duoro al costado, un ambiente medio decadento, medio místico, medio mágico, simplemente espectacular. Además aprovechamos para ir a conocer el atlántico, y aunque al principio el sol estaba escondido, no demoró en salir y colorearnos un poquito la cara, al fin!!!!

Además de los vinos de Porto, también probamos los ricos Favaitos, que es un licorsito delicioso, que luego mezclamos con la chelita y todo quedaba aún más delicioso, jejeje. Desafortunadamente no podíamos quedarnos en Porto eternamente, así que fuimos a la estación de tren y nos enrumbamos a Lisboa, capital de Portugal. Otra ciudad preciosa, más grande y con muchas cosas para hacer y ver, y aunque no tenía la misma sensación que tuve en Porto, no podía evitar de estar feliz bajo el sol. 


El día que decidimos ir a Caiscais a ver el Atlántico y tirarnos de panza bajo el solsito, las nubes llegaron y tuvimos un baño de lluvia más bien. No importaba, estábamos de tan buen humor, que ni siquiera unas gotitas iban a malograrnos el viaje. Nos refugiamos en un pequeño restaurantito y comimos un almuerzo por 2,5 euros, increíble. Luego salió el sol otra vez y retomamos la arenita, jejeje Pero no creo que todo fue perder el tiempo, como acá es casi verano, el sol no se oculta hasta tarde, así que seguimos caminando hacia la Torre de Belem y el monumento a los exploradores, je! Aquella tarde nos tomamos 3 botellas de vino durante la tarde y luego seguimos con sangría, tequila y más mojitos en la noche. Para no hacer demasiado roche, sólo puedo decir que al día siguiente me sentía como una muchachita universitaria, que el algún momento de su vida recorrió las calles de Lima cantando canciones antiguas con sus amigas, todas felices de alcohol, jejeje

Después de la resaca, recorrimos una última vez las calles de Barrio Alto y nos quedamos bajo el sol al frente del río Tejo. Ahora en Madrid, bajo una lluvia horrorosa, sólo me quedan los buenos recuerdos y la firme voluntad de aprender portugués y buscarme una bequita por allá. Mientras tanto, me quedan todavía unos meses por acá y todo el mundo por recorrer...

No hay comentarios: